666

 

666

 

                Un excéntrico individuo cuando era niño su madre le llevo a sacar su cedula, le había tocado entre los números 12.666.350, la madre vio el numero y dijo el numero del maligno no se lo puede cambiar le pregunto al operador; este respondió -¡fue el que le toco señora esto no es un sorteo!, y el niño le pregunto a la mama que pasaba con ese número.

     El niño fue creciendo y cada vez que daba su número rara vez le hacían un comentario del numero del maligno, pero él no era creyente y para nada exceptivo sobre ese tipo de cosas, al hacerse adulto vivía en excesos, rumbas todo el tiempo, alcohol, drogas, era un apersona alocada.

     Se había vuelto un ingeniero acaudalado, era soltero,  estaba en su pent-house en un edificio alto y veía la ciudad sintiendo que no era importante entre tanta gente; y veía el precipicio con su revólver en la mano, se lo pasaba por la cara y la frente tenia pensamientos suicidas.

     Llego un momento en que sentía que se topaba frecuentemente con ese número, al ir al supermercado una vez agarro una carne y al pagar se dio cuenta que tenía el numero, el costo era 96,66 y lo pensó que no era la primera vez, luego le volvió a pasar con juegos de celulares le dio el 666 entre los números del puntaje del juego.

     Una vez en una discoteca con su amigos fumando marihuana y entre alcohol y mujeres tropezó fuertemente con un tipo con vestimentas alocadas que tenía el 666 tatuado en la frente; y le dijo te esperamos con vos macabra sonriendo, él se asusto y sin dar explicaciones a sus amigos se fue.

     En un profundo sueño sintió de repente como si lo estuvieran agarrando forcejeando fuertemente; de repente se dejo de mover y en la oscuridad se hizo visible una cara de un monstruo sin ojos que le dijo te queremos con nosotros, este despertando agitado pensó que solo fue un sueño pero tenía en su mente que el forcejeo fue muy vivido y sentía las manos cansadas.

     Al día siguiente salió a la calle a dar una vuelta al parque reflexionando sobre el sueño y sus encuentros con el numero que su mama le había dicho por primara ves cuando era niño que era el numero del maligno, pensó en ir a la farmacia y comprar unos calmantes para la noche, cuando fue a buscar el numero de espera le toco el 66 y termino en la caja 6, sintió un remordimiento y salió algo estremecido a la calle, veía personas del mal aspecto  que le sonreían de forma macabra y hasta uno lo señalo, todo se torno confuso, quería drogarse y que le hiciera efecto en la mente rápidamente y olvidar, pensaba de ocho mil millones de personas que hay en el mundo porque su alma la suya podía ser importante para que estuviera pasando esto,  fue al callejón y se metió un porro, era de noche.

     Al salir del callejón una niebla oscura lo envolvió todo, pero la cosa no se quedo allí al voltear se veían siluetas oscuras moviéndose en cuatro patas de forma extraña con afilados dientes, el aterrado empezó a correr y estas criaturas empezaron a aparecer por todos lados, moviéndose por las paredes de los edificios,  después esa niebla se desvaneció ante un temible fuego que lo envolvía todo; empezaron a salir ratas por donde quiera, le llegaban a montarse por el cuerpo, el sacudiéndolas asustado empezó a ver gárgolas volando por los alrededores gritando con chillidos y mostrando sus afilados dientes, empezó a correr alocadamente pero estos demonios aparecían por todas partes de repente se empezó a derrumbar la calle detrás de él hasta que cayó profundamente en una caída sin fin.

     Al día siguiente Amaneció en un conteiner de basura con su aspecto todo destruido, salió a duras penas y cayo contra el suelo, vivió una experiencia paranormal y tenía una quemadura en al brazo derecho.

                Empezó a reflexionar sobre su alocada vida en excesos y sus frecuentes coincidencias con el número del maligno, y pensaba porque una simple alma más del montón podía ser importante en el infierno.

                Fue a una iglesia, no recordaba ya desde cuándo fue la última vez que entraba, sintió un repentino mareo al entrar y sintió que él estaba mal, hablo un rato con un padre sobre sus sueños y sus visiones paranormales y este le dijo que todos somos importantes para Dios y el quiere la conversión para todos nosotros que sus almas sean salvadas.

     Al salir de la iglesia sintió que todas estas cosas que han pasado son advertencias para él, puede haber de cien, noventa y nueve justos y siempre va haber alegría en el cielo por uno que se descarrile y vuelva a tomar el sendero del bien.

 

 

 

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